lunes, 20 de octubre de 2008

UN GALLEGO EN MI SANGRE


Mi querido viejo, en que silencio te encuentro, donde te has ido gallego mio, quizás? a recorrer las montañas, donde con tus ovejas soñabas, en un pueblo que se quedo dormido porque esperaba que a el regresaras.

Recuerdo cuando niño, tus hazañas me contabas en ese embarque, que con otra gente también venian a la Argentina, con los brazos abiertos para hacer grande la Patria mia.

Donde bajo un cielo de esperanzas, atravesabas el mar, con esas ansias de llenar tus ojos con las olas, que se esparcían pintando, ese barco donde las ilusiones crecían porque el destino te traía a estas orillas donde formarías tu familia.

Tu lucha fue educarnos y hacernos crecer bajo la conducta de ser hombres de bien, mi querido viejo sabes? me acuerdo cuando íbamos a la cancha a ver ese club que también vestía los colores de un equipo de tu querida España.

Cuantas cosas llevo adentro mío, como esa zarzuela que escucho en mi memoria cuando
en las tardes de nostalgias la sacabas de tu corazón.

Mi querido viejo que cansado y enfermo me pedías perdón por no estar sano, cuando te lleva de la mano para acostarte porque era muy temprano.

Y te fuiste una tarde de un día de verano, habiendo sembrado en esta tierra tus sueños
hoy que miro una foto donde estas sobre un mueble callado, es como que desde ese otro mundo me quisieras decir que estas a mi lado y que no me olvide de ir a esas montañas donde quedo tu juventud soñando.

Te amo viejo

Eduardo